En
estos tiempos de grandes transformaciones que vive actualmente la humanidad tanto
a nivel mental, como espiritual etc.…se hace cada vez más grande la brecha
entre lo que se ha denominado y practicado como religiosidad y lo que significa
vivir una verdadera realización espiritual. Religiosidad y Espiritualidad son dos
términos antagónicos, los cuales erróneamente se les ha dado la misma connotación,
asociándolos a una misma práctica.
El
religioso sueña con paraísos, con supuestas salvaciones que los llevarán a ser
felices y eternos residentes de un cielo hipotético. El religioso no cuestiona,
no indaga y no se atreve a dudar porque se alimenta del miedo, herramienta
creada por los que se adjudicaron el título de representantes de Dios,
herederos y dueños absolutos de la verdad, para manipular y someter el
colectivo humano.
El
religioso no busca, no escudriña porque no ha entendido que, él mismo, es el
camino, la verdad y la vida; Porque no se ha mirado hacia adentro, donde está
su ser interior que es la misma esencia de Nuestro Padre Creador, que
Mikael Jesús el Cristo nos reveló.
El
religioso enmascara el ego, se vuelve
una persona falsa, reprimida, renuncia
al mundo, a la realidad de la vida, no cumple con el libre albedrio que el
Padre de la vida nos otorgó, para tener una existencia completamente
experiencial, adquiriendo así la sabiduría que nos identifica, como seres individuales
frente al Espíritu del Universo.
El
Religioso sigue al pie de la letra los preceptos de un libro sagrado y necesita
siempre de alguien que le diga que hacer, convirtiéndose así en una mente
mecánica, ya que no usa su discernimiento para encontrar la lógica aplicada a
la vida.
La
búsqueda de lo espiritual se va
convirtiendo en una aventura, solo para los más osados, para los más despiertos,
para los que se atreven a pensar y a
vivir diferente, sin miedo a ningún tipo de presión.
La
espiritualidad engendra hombres libres, con libertad de consciencia. El
espíritu es el gran un viajero Sideral que necesita adquirir experiencias en cada existencia de su caminar
por las vidas.
Las
experiencias son el mejor maestro para el espíritu, pues es a través de ellas que se forja un espíritu fuerte, capaz de dominar
diversos estados emocionales que afectan
al hombre.
El
espíritu aprende de las emociones, aprende de los errores; pero también aprende
de los aciertos, aprende de las virtudes y defectos, aprende del valor y del
dolor; pero principalmente aprende del amor.
La
espiritualidad invita a la investigación, al análisis de cualquier teoría o
dogma. La espiritualidad lleva al Ser a reflexionar,
razonar, y a cuestionar primero antes de aceptar una verdad impuesta.
La
espiritualidad es esa chispa Divina de Dios Padre, que llena de fortaleza al hombre, para escuchar esa voz interior que dice, “levántate y aprende del error”
La
espiritualidad busca lo sagrado en todos los libros, porque se alimenta del saber y no de la creencia.
“Para el Espíritu
que mora en tu Ser Interno, no puede quedar fuera del trono ni uno solo de los
hijos de la luz.
Porque sobre todas
las cosas ya sean las más Santas, debes creer en ti mismo y conocerte para que
puedas ver, y comprender todas las cosas del Gran Universo.
Nada puede tener
Vida, si la Esencia Espiritual del Hombre deja de tener presencia en lo
Universal, por la razón sencilla de que, El Hombre es la Vida, debido a su
corte Eternal que llena de Luz y de Vibraciones energéticas todas las cosas”.
“EL PADRE dice la
Verdad siempre! Y la Verdad Salva porque Libera; la Verdad es el Logos del
PADRE, hecho Redención en el Verbo de Cristo.
Sabed que EL PADRE no quiere a los hombres como esclavos,
rendidos a sus pies por el temor, sino completamente Liberados, elevando sus
ojos hacia el cielo, para dar gracias, por Amor…”
GHALUZ
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