Entre las tantas experiencias que
Enrique Castillo Rincón tuvo en sus contactos con los hombres de las Pléyades, quizá
ésta, el desplazamiento al TEMPLO DE LAN-DAK sea la más extraordinaria, fascinante
e increíble que hombre en la tierra haya vivido.
Lo que Ellos, (Los seres de las
estrellas) llamaron “Un Desplazamiento”, sacando El Espíritu de Enrique del cuerpo a través de una “conexión”,
para estar totalmente consciente de lo que viera.
Enrique recibe la orden de decir
detalladamente todo lo que viera y oyera. Y como un legado a la humanidad, lo entrega a través de su libro Ovni Gran Alborada Humana.
Experiencia que nos da la certeza
que el Universo es multidimensional y que la vida continúa después de la
muerte, tal y como lo enseñó y demostró nuestro amado Jesús de Nazaret (Mikael
de Nebadón).
Un viaje en el tiempo. Un Templo Real.
Un Ser Maravilloso allí nos espera, Su Nombre…
Primer
desplazamiento al TEMPLO DE LAN-DAK
Bogotá, julio 11 de 1974 (Hora
8:14 p.m.)
El
Hombre Primario
Desde las profundidades del
tiempo y el espacio, a través de milenios incontables, el hombre en su
deambular de nuevos horizontes. Desde la misma línea que se tendió en las
etapas de los tiempos; desde los tiempos inconmensurables en que la historia ha
vuelto polvo las palabras, ídolos y hombres. Desde esta línea que se tendió
para los habitantes del planeta.
Empiezo a ver cuevas oscuras,
criaturas gigantescas, casi-hombres luchando en manadas en contra de ellas. Y
veo catástrofes espantosas en que estos medio-hombres fueron sumidos. Puedo observar esa lucha
titánica en la que predomina la chispa de inteligencia de estos seres en contra
de las criaturas gigantescas y en contra de los elementos que los barren de los
campos; y las tribus se agrupan; vence casi siempre la unión que hacen estos
seres con las formas de vivir, en contra de las inclemencias de los enemigos,
separados por el tiempo.
¡Y vi pasar el tiempo! Y
estas criaturas empiezan a ver la
necesidad de unirse permanentemente para contrarrestar estas fuerzas y
neutralizar estos enemigos del ambiente en que se desarrollan. Ciertamente son
muchos los factores que se presentan en su contra; pero está previsto que
desarrollarán intelecto de manera incipiente para prepararse en contra de la adversidad que se les presenta terrible e
implacable en contra de ellos.
Así pasan los siglos; pasan
los siglos y el tiempo y veo luces multicolores y grandes montañas se levantan
airosas. Y veo la fuerza titánica e iracunda de los elementos contra el hombre.
Pasan los tiempos; caen las sombras de la noche y se levantan nuevas épocas: el
hombre permanece. Vence continuamente a través de los años y el tiempo, a través
de las épocas y triunfa; y se detiene continuamente en la necesidad de
permanecer unido para vencer a sus enemigos comunes, pues se presentan
implacables en contra de su propia vida.
Caen las sombras de la noche
(El tiempo). El hombre fortalece la conciencia, y se levanta el intelecto en medio
de aquellas inclemencias: y el hombre es preparado con nuevas armas para
vencer. Llega la época y el meridiano de los tiempos. Ya del hombre solamente es un mal recuerdo
por lo que tuvo que atravesar. Y lo veo entrando en los templos, y lo veo siendo
grande. Creciendo el hombre se desposa con el saber. Puedo ver símbolos,
jeroglíficos y puedo ver hombres; los veo sentados allí en los Templos,
rodeados de hombres que les escuchan.
La Voz del Maestro se eleva
sobre todas, no es por el timbre de la voz sino por el contenido de sus
palabras. Allí lo veo sentado irradiando conocimiento tras conocimiento, consejo
tras consejo, y veo el movimiento de sus manos y de su cabeza; hay un no se que
en su mirada.
EL movimiento de su boca
ejerce poder sobre todos, y todos
embelesados le escuchan y aprenden. La Voz estentórea del Maestro vuelve a
llenar los oídos de los hombres.
Veo grabado en las grandes
pilares del conocimiento. Miro en sus paredes y toco con mis manos en sus
relieves, en dibujo de acabado perfecto, en tinte y colores maravillosos, en
donde se graba la historia, donde se graban para que permanezcan las palabras
mayores de gran altura, y para que las generaciones futuras encuentren los
tesoros que los hombres en determinada fecha lograrán alcanzar.
No todos los hombres pueden
ser poseedores de esta riqueza, no todos los hombres pueden permanecer en
ella. Los libros viejos y polvorientos que se esconden y guardan en estos
cofres, entre tumbas y cuevas secretas, en templos y sitios especialmente
dispuestos allí.
Veo al Maestro dirigiendo la operación, allí veo a los Hombres
poseedores de estas palabras: “Cerrar y sellar
en forma indeleble sus cofres antes de que venga el mazo a sellar
puertas y ventanas y les tire con fuerza afuera”.
Época feliz para solamente
unos pocos hombres que mantienen la llave en sus manos y hacen partícipes a
unos cuantos hombres que podemos señalar. Pero sigo caminado hermanos
¡en el Templo! Y veo sus grande pabellones, a la altura de los techos, la
construcción de sus ventanas, la forma de sus paredes. Allí en las naves de
Oriente se encuentran cristales de
colores maravillosos, el Sol filtra su rayos y causa fenómenos multicolores.
Allí en ese sitio permanecen los iniciados.
Veo el salón principal, donde
solamente unos cuantos tienen acceso. Allí les veo con sus libros. Allí les veo
con la pluma en la mano. Les veo escribiendo, les veo meditando. Allí prenden
sus lámparas y sus aceites para permanecer embebidos en sus pergaminos y sus conocimientos. Y camino más al fondo, y sigo
caminando, y llevo un guía, puedo describirlo plenamente, no es anciano, es un
hombre de mediana edad, tiene toga y túnica encarnada, no tiene pelo en su
cabeza. Me escruta y me mira y me insta
seguirle. Y allí al fondo del templo, debajo de un gran mausoleo de granito,
levanta la mano y me dice que le siga. Le puedo ver abierto el pecho, mangas
hasta el codo. No lleva anillos, tiene las uñas largas, manos finas y limpias.
Lo más probable es que nunca haya hecho
trabajos pesados en su vida. Lleva un gran pectoral colgado al pecho,
suena metálico. Toca con una gran medalla y suena como un cascabel; y no tiene
barba. Su nariz es recta totalmente. El pelo se nota y se ve que ha sido rapado
totalmente y pudo ver sus pies limpios, sandalias de piel.
El clima que impera aquí
dentro es acogedor. Alcanzo a escuchar al fondo pasos de otras personas y voces
que llegan hasta mis oídos. El baja dos escalones y me dice que le siga; hay
mucha luz aquí. Me atrevo a bajar tímidamente dos, tres escalones, y me agacho
en señal de observación. Termino de bajar hasta el fondo. Doce escalas pequeñas
y una grande que señala un gran ojo que estoy pisando en este momento, en el
suelo. El ojo está incrustado en el piso. Tiene colores muy vivos, da la
impresión de que me sigue con la mirada.
Y este hombre me insta a
seguirle. Con su mano me dice que le siga: Es un pasillo muy corto, tengo que
agachar la cabeza. ¡Pero todo está iluminado ¡ camino y camino y las paredes
son blancas, blancas y no hay nada grabado. El pasillo es largo, los pasos del
que me guía lentos y seguros . Allí hay luz otra vez, ahora más brillante. Alí
veo al fondo un pequeño altar. ¡no hay ninguna imagen! Un pequeño disco dorado
cuelga del techo de un hilo dorado, desde el pabellón central. Hay muchos arcos
que cuelgan. Diría que todo esto es de oro puro...No se de donde viene la luz.
Me detengo a mirarlo y este
hombre me mira y también le hago señas, que si me es permitido observarlo: él
calla. Sigo entonces adelante, tras de él. No quiero molestarle...¡Que maravilla!
El disco no tiene ninguna insignia, es liso totalmente. Solamente una lámpara
de aceite está prendida; diría que huele a incienso a mirra. Es una extraña
sensación. Hay un pebetero lindo,
tallado, tiene un fino encaje encima, parece seda. Mejor me alejo; me detengo a
un ademán de mi guía y se abre un puerta...¡Allí está sentado! Allí está sentado. Mi guía me dice que le espere y él sigue; está
sentado frente a una burda mesa, con muchos papeles y libros encima. No hay
lámpara pero hay mucha luz...¡Es joven! Es
joven también, pero a diferencia de mi guía tiene el pelo largo y tiene
barba; pero su cara no es como la de mi guía, es bondadosa, amable y sincera.
Tiene una vestidura como el color de la nieve, blanca blanca. Tiene sus dos
manos encima de la mesa. El guía viene
para acá y me dice que puedo seguirle hasta el fondo.
Me habla, al fin el guía me
dice.. He ahí ¡Ese es el señalado de los
siglos! ¡ese es el que ha de venir! ¡Ese es el que vino y ese es el que estará
entre nosotros! Me dice que me detenga y
que no puedo llegar hasta él.
Es el señalado de los siglos
¡El gran ojo, El Juez y Asombro de los Tiempos!... Y no me habla. No me habla.
Creo que lee mi pensamiento, y pregunto que si es el hombre por quien tanto
hemos esperado y no contesta nada. Mi guía coloca las manos sobre mis hombros,
y me dice: No pregunte nada, que solo me es permitido verlo y señale a vosotros
lo que veo. Aquel hombre sonríe y levanta una mano en ademán bondadoso dice que
debo saber esperar. Debo retirarme.
¡La belleza! La belleza de su
semblante, voy a tratar de describirla. No es anciano. No es anciano. Tiene que
ser poseedor de una gran sabiduría
porque siento que la irradia, y allí está sencillamente maravilloso. Sus ojos
profundos y alegres, los pómulos un poco salientes. Está sonriente, siempre está sonriente. Puedo ver sus dientes
impresionantemente blancos y parejos. Bigote y barba de un color. No es negro
ni gris; no podría describirla, la tapa el pelo. No puedo ver sus orejas
tampoco. La frente es ancha, no tiene arruga ni entrecejo. Por la forma como
está sentado, diría que no tiene más de un metro setenta de estatura.
Debo retirarme ya. Mi guía me
dice que me retire, yo agacho mi cabeza en señal de aceptación, y me inclino
ante El señalado de los siglos y ante el señalado de los tiempos. Ese es su
nombre.
Diría que estoy oyendo música pero no se de donde sale. No quiero voltear la espalda para no
dejar de verle. Su rostro bondadoso me da fuerza y me siento seguro... allí
está pues, toda la sabiduría y la forma
como permanece en lo absoluto, en perfecta armonía.
Ese es El. ¡Allí está el Gran
Libro de los tiempos!. Me van a permitir verlo. Me hacen señas para que me
acerque. Está debajo de un gran sol que vi en la entrada. Allí está el Gran
Libro: se lava las manos mi guía y me dice que me acerque; se seca con un paño
de lienzo blanco. Abre la primera página, me dice que mire. ¿Sabéis que hay en
la primera página?, solamente dos manos abiertas, solas. Así pasa la otra
página y me dice ¡Mira! Veo dibujos de aves, de flores, de símbolos,
jeroglíficos, pequeñas manos así-así también ¡Que extraños símbolos tiene! Casi
todas las hojas son símbolos y señales de oración. Veo dos manos tomadas así.
Dos manos de frente una hacia arriba y también hacia abajo. Otra vez me mira y
me mira calladamente y pasa hojas y hojas y no entiendo nada. Nada.
Cierra el libro, es grande y
grueso, hojas blancas con bordes dorados. Todos los libros que hay son dorados;
no hay otro color. Son dorados en fondo blanco y
con un gran sol en la tapa principal y una pirámide pequeña, blanca blanca. No
veo letras ni veo nada más.
La pregunta otra vez ¿Qué es
lo que hay allí dentro? Y una voz me responde: Estos libros solamente son
tocados por los Grandes Maestros. En ellos está la historia del hombre, su
procedencia su nacimiento y su muerte en cada reencarnación y vida eterna; y
también todos los grandes misterios de la creación. La procedencia del hombre
desde los confines en donde fue creado, hasta los confines del más alto
conocimiento donde llegará...”Es la historia de nuestra historia”... Es en
realidad la historia de nuestro planeta. ¿Y quien la escribió? Pregunto
¡NOSOTROS ¿Y quienes son ustedes?...nosotros somos la conciencia de los
hombres... Me atrevo a preguntar ¿Por qué? La pregunta queda sin respuesta. No
me responde...Se ha terminado tu viaje, se te ha permitido ver pero no
preguntar. Asiento con la cabeza que
entiendo, que comprendo perfectamente. Me retiro y mi guía me da una palmada en
el hombro y me dice: Mira nuevamente hacia la salida. Me acerco para caminar a
su derecha y él me espera, se hace más lento el caminar. Le pregunto ¿En que
sitio estoy? ¿a dónde me habéis traído y por qué?...Os dije antes que no se te
es permitido hacer preguntas.
Marcho en silencio nuevamente
a su lado, trato de mirar todo lo que pueda para guardarlo en el fondo de mi
mente y creo que me es permitido detallar y observar todo lo que veo a mi paso. Paso otra puerta más ¡Pero
este no es el sitio por donde entré! Me indica que son varias cámaras diferentes
en donde siempre permanece gente. Hombres iniciados. Allí están preparándose
continuamente. Diría que son cámaras secretas; puesto que no comunican con
ninguna puerta. Son como laberintos exquisitamente decorados. En todos hay dos
pebeteros en la entrada y sale un humo azul, azul que tenue se pierde,
rápidamente. Deben tener incienso porque el olor es maravillosamente dulce. Me
dicen que no me detenga a ver, y salgo
finalmente... Este es tu sitio ¡siéntate!”
Segundo Desplazamiento al
TEMPLO DE LAN-DAK
Bogotá, julio 18 de 1974 (Hora: 8:00 p.m)
Concéntrate en un punto
luminoso. Un punto brillante en el centro de la reunión. Como si estuviéramos
viendo un punto pequeño. ..¡Concentrémonos! Debes observarlo como si estuviera
aquí adentro. Una pequeña luz brillante, en donde todos centremos nuestras
mentes. Empezarán a ver todos a ver mentalmente al dejar limpias sus mentes de
imágenes e ideas. Centralicen sus mentes en el punto luminoso. Traten de hacer
un esfuerzo y que todos queden listos y cómodos. Ligeramente relajados, limpios
de imágenes y de ideas, limpios de pensamiento...
Escucha y observa
detenidamente, porque harás otro viaje maravilloso en el que se impregnará
vuestra mente y sentidos con el Aroma Eterno del Saber. Hago para vosotros este viaje
por el tiempo y el espacio, para que puedan revivir, para que puedan escuchar las palabras que salen para los hombres de todas las edades, y todos los
tiempos, y a través de todos aquellos que sean llamados, que han sido
designados “mensajeros”. Así pues, vosotros os encontráis en esta
situación...Fijaos bien en la pequeña lucecita...
Observo los alrededores de
los jardines. Escuchadme, hermanos ¡Es un templo!.. ¡Estoy otra vez en el
Templo! Vuelvo a caminar nuevamente y miro la entrada. La puerta es de madera y
tiene algunos adornos metálicos, como si fuera de bronce o cobre. La puerta
tienen no menos de cuatro metros de altura, por dos de ancho. Siento frío, pero
no es cortante. Oigo una voz que me dice antes de entrar: “Observa a la derecha”
en uno de los vitrales ¿Qué ves? Yo contesto: Solamente veo, en una piedra
exquisitamente cortada, símbolos ¡No entiendo ninguno de ellos ¡ Alrededor de
esta piedra hay una pequeña fuente de agua. Un chorro de agua fresca, limpia,
cae encima de ella y veo los símbolos, pero no entiendo ninguno.
Vuelvo a escuchar la voz que
me dice...”Allí está el nombre del templo. Si es tu deseo saberlo lo sabrás”.
¡yo si quiero saberlo! –repito- me sitúo en frente: es raro, el agua dejó de
manar del pequeño grifo que había. Dejó de manar el agua y veo más claramente
ahora...Hago un esfuerzo de concentración y me llevo las manos a la cabeza. ¡Me
duele! Pero veo: Lan-Dak. Esa es la palabra. La estoy viendo claramente y abro
los ojos y sigo viendo la piedra nuevamente con los mismos símbolos.
¡Lan-Dak!...¡Lan-Dak! Debo recordarlo: El Templo de Lan-Dak.
Se abre la puerta pesadamente
y me dicen: “Entra, ¡Adelante!” y oigo la
voz que me dice. “Repite todo lo que oigas”.
Empiezo a caminar y vuelvo a
ver las paredes, los muros, las piedras grabadas y los dibujos en colores. Casi
todos tienen color ocre, que da la sensación de movimiento por donde voy
pasando: es el efecto de la luz y del color. Vuelvo a escuchar la voz...”Desde
el cielo se dan las vestiduras a los intrépidos y a los que persisten y se visten de amor,
porque todo aquel que afile y afile su espada, rápidamente perderá la hoja la posibilidad de cortar... mientras más la
afile, menos durará el corte.
Vuelvo a caminar y nuevamente
vuelvo a ver los escalones amplios y altos... vuelvo a observar los pilares,
las columnas, los pebeteros encendidos; percibo otra vez el olor de incienso y
de mirra y llegan hasta mis oídos balbuceos de voces que hablan, que discuten.
También oigo varias voces...”
Recuerda este nombre, para que tu mismo puedas investigar, para que avives la
Voz Interior. Para que puedas desarrollar tu lucidez mental. Escucha el nombre:
RAM-RI-DAM es El Nombre... RAM-RI-DAM es el nombre. Ese gran nombre lo
recordarán. Deberás investigar todo lo que puedas relativo a su vida y a sus
actos, porque la procedencia de este gran hombre: El Gran Maestro y el templo que estáis viendo,
se inició aquí. Templo de toda sabiduría. Templo en donde la Verdad Eterna
alumbra y quema a todos los hombres que la buscan.
Porque ya no sois corderos; porque ya se
visten de nuevas prendas y se está acumulando para vosotros la energía viviente
que mueve los mundos, que engendra hombres. Que engendra mentes y conciencias. Porque el que cabalga en la doctrina del amor
y enciende para si la lámpara y lee y escudriña y aprende, todo lo demás se le
dará por añadidura.
Porque el conocimiento y el saber y la llama suprema que se
enciende, no se apaga jamás. Allí está el alimento del hombre, y allí está el
Innominado. Allí está el hálito de la vida. Allí está el camino de los caminos.
Allí el marca la historia de la historia. Y allí se encuentra en Él todo el amor
y la sabiduría del Universo. A Él se le ha dado potestad y todas las cosas
están sujetas al Innominado, porque Él aprendió aquí, y aquí vio la Luz del
Padre; y desde aquí salió la luz del mundo. De aquí salió la verdad, y de aquí
salió la nueva y sana doctrina. Nosotros velamos porque al amparo de la Luz
Eterna, todos los ojos puedan brillar con luz propia”.
“No estrujéis con vuestro
pecho mas de lo necesario a vuestra vida. Porque aquel que le tenga mucho amor a ella; la perderá. El que de
desprenda de ella por las verdades del mundo, aún por su amigo; la encontrará.
Es un juego de palabras, y el que encuentre y comprenda mis parábolas, encuentra
la luz de la vida. Porque el que ame mucho lo que tiene, lo perderá. Y el que
ame en gran manera al mundo y lo que en él está; encontrará su vida para no
perderla jamás”.
“Así pues los primeros
destellos que llegan a vuestra mente, son parte preciosa que os ayudarán a
conformar el Libro de Vuestra Vida, y poco a poco, Yo os permitiré que vayáis
ascendiendo y viendo para que no perdáis la Luz que incipiente se os da. Y yo
permitiré que caminéis por todo El Templo; porque escrito está, que el
conocimiento saldrá de aquí y de aquí saldrá y voz y a personas como tú hermano
, que se forjan en el fuego y el viento, entre el agua y el sabor a tierra;
para que encuentren en los elementos el espíritu y la conformación necesaria
para formarlo...No desesperéis ¡La paciencia hace el milagro!”.
“Puedes volver a ver
nuevamente hacia acá: Mira camina un poco más y mira nuevamente. Porque la Voz
que escuchas te hablará nuevamente y extenderá sus manos; porque Yo Soy el que
da Vida y también soy el que la prepara; y en mis manos está el dar vida
eterna. De mi nunca se dirá, ni se
hablará que he traído muerte a este mudo. Y limpias tengo mis manos porque mi
Padre es mi testigo. No traigo la muerte
a nadie. La muerte solo la encuentra el que la busca. Porque Yo soy vida
y vida es mi nombre. Y mi vida la entregué para tomarla y para que todo el que
en Mí crea, no se pierda más tenga vida Eterna.
Yo os doy parte de mi Aliento;
y llegado el día rasgaré las vestiduras
ante mi Padre para dar testimonio ante los hombres de que traigo vida y vida es
mi nombre. He dado amor, y Amor es mi Nombre. He dado Conocimiento, porque
Saber en Mi Nombre. He hablado Verdad,
porque Yo Soy la Verdad, y en mi se encierran todas las cosas y potestad es mi
Nombre; y he sido con ustedes en el principio, y estaré con vosotros hasta el
final. Y si alguno de vosotros me entiende y comprende mis palabras y se acerca
a Mi, Yo le daré mí mano fuerte y le cobijaré con mi manto y le daré a probar
el Amor Eterno que baja desde los cielos para que sea un Hombre Nuevo, para que
se adoctrine con migo y Yo con él, para que el hijo del Hombre no se pierda y
él y Yo seamos UNO, para que él y Yo seamos en Mi Padre y mi Padre sea siempre
conmigo y todos vosotros CON EL. Y Yo os hablo siempre de Vida; y si entregáis
con migo este conocimiento ya sois llamados Hijos de Dios”.
“Ya podéis mirarme. Podéis
ver que Yo os doy vida Eterna. Y si tú me sigues, jamás padecerás de sed y de
hambre, porque Yo Soy el buen pastor y os recojo con mis manos y os doy mi vida
por vosotros. Tomad pues mis vestiduras y seguidme. No dejéis abrojos en mi
camino. Puedes irte... Ya puedes irte. Regresa y lleva a todos los Míos mi
Bendición Eterna, para que no se pierda ninguno
de ellos. Diles que Yo soy por ellos, para que ellos estén en mi y a su
debido tiempo Yo les recogeré y les pondré entre los Míos... la paz sea siempre
entre vosotros. Y Yo Soy por vosotros, y estoy por vosotros.
Que así Sea Paz... Paz...
Paz.
Fuente: GRAN ALBORADA HUMANA TOMO I