Muchos absurdos hay sobre su vida en las Escrituras; muy
contrario a cuanto han creído, quienes le siguen por su Obra de Sacrificio, por
lavar de pecado, sombra y muerte a la sufrida humanidad de ayer, de hoy y de
siempre; fue la figura austera y varonil; pastor de las almas, que se conoció
bajo el nombre Jesús de Nazareth, el Cristo Eterno. Hombre de gran virtud, por
eso le llamaron el Profeta de la Verdad y el Verdadero Hijo de Dios.
Su estatura inspiraba reverencia, sabía decir palabras
nobles a los más rudos antagonistas, y consolaba a los tristes y sufridos cuando
invocaban su ayuda con premura.
Era un Hombre sociable, le gustaba la conversación,
cuando eran sapientes sus contrincantes, era muy afable con sus discípulos y
fuerte cuando reprobaba; era un gran caminador y su dialéctica era admirable y
hasta irresistible por sus parábolas llenas de Sabiduría. Aquel Hombre, era
genial y sabía ser un Filósofo; sin jactancia de tal, era sincero cuando, como
el Conductor de las Multitudes, les dijo, sinceramente, a los pobres de la
tierra: Bienaventurados los de manso corazón, porque de vosotros será el REINO DE LOS CIELOS…
Jesús, en verdad, jamás invitó a ninguno a seguirle, sino
a sus Ideas de Salvación y a sus Principios de Liberación, pero las gentes no
comprendieron su llamado y le seguían por multitudes, exponiéndole y
ocasionándole momentos amargos e incómodos; pero debía ser tolerante con
aquellos inocentes que no sabían cuanto hacían.
Era un poco severo en sus dictados, muy sereno en sus
juicios, en cuanto al Derecho y Libertad expresiva de los demás, de allí el que fuera acogido con beneplácito en la casa de sus amigos, los
pobres y sufridos.; quizás, debido a esta actitud admirable del Maestro de Justicia, le amaban las
mujeres y le seguían las multitudes entusiasmadas, acompañándoles hasta
internarse en las montañas, para escuchar su Palabra blanca de orientación.
Jesús estuvo rodeado por muchos que practicaron la
castidad y eran abstemios; pero ello, no significaba que debiese actuar como
los otros, su vida fue simple y natural,
comía con moderación pan, salsa, higos miel pura y vino de uva, este no le
faltó en su mesa humilde, ni aun cuando comía con los pobres.
Muchos títulos de nobleza él hubo de recibir de sus
adeptos, entre los cuales, le agradaban el de Tribuno de la plebe y ese otro de
Príncipe de la Paz; así mismo, el nombre Oculto de Isá el Almasi, el cual,
tenía un hondo significado Esotérico.
Sabía tolerar hasta la saciedad, mientras no era
menoscabada la moral mística de sus Principios; por eso fue siempre valiente
ante los Sacerdotes y representantes del Sanhedrín.
Muy perspicaz a la hora de ser atacado por los sofistas
que siempre querían confundirlo, para perderlo, de allí nacieron sus palabras
contra Herodes, confabulado con Caifás: Id prestos a ellos y decidles que es
menester que yo camine, porque ningún profeta, conviene que duerma fuera de
Jerusalén. (Lucas 13:33)
Solamente un Hombre de la talla de Jesús, el Cristo Eterno, podía hablar con la seguridad de una
Entidad consciente de su Divinidad; cuando dijo (Juan 14:9 “Quién
me ha visto a mí, ha visto al PADRE)
Cristo, representa el intacto equilibrio de toda la
Armonía que adorna la euritmia del gran
Universo, sin Él, jamás puede llegar el hombre simple hasta la Perfección, para
identificarse con Dios. (Juan 14:6 Jesús
les dijo: Yo Soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí).
Cristo, el Eterno Donante de Paz, Maestro de justicia de
todos los tiempos, vive y vivirá mientras haya uno solo que sepa amar sobre la
tierra.
Vive y vivirá porque en cada Cristiano vive un Cristo, dispuesto al
Sacrificio de su vida en honra y honor
de una nueva Redención, si hay otra Humanidad que sufre persecución.
Jesús, vive, porque de las cenizas de un mundo pervertido
y minado de incomprensiones e injusticias; Él hizo surgir un Mundo Nuevo, para
albergar una Humanidad feliz.
¡Jesús, el Cristo Eterno no ha muerto! Y; no ha muerto ni
morirá jamás mientras haya uno solo de los hombres de la tierra que diga: Yo
vivo porque Cristo vive en mí.
No ha muerto Jesús,
porque la Luz del Mundo tiene Vida y la Vida pertenece a la Eternidad. (Juan
8:12 Yo Soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida).
Tiene phe y la phe enciende todas las
antorchas y hace mover todas las montañas (Lucas 17:10 Si tuvierais Fe como un grano de mostaza,
podríais decir a este sicómoro:
Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería).
Y tiene la Gracia que
Libara y Salva de la Ley arbitraria a todos quienes le amaron. (Juan 1:17 Pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo)
Cierto es: Jesús no murió en la Cruz! Jesús, no ha muerto
jamás, ni en el Calvario, ni en el
corazón pensante de los millones de fieles que le aman con fervor. Y es; porque
Jesús, el Cristo Eterno, debe vivir eternamente para que vean con orgullo y
regocijo; levantarse, entre los hombres de la tierra jubilosa, la figura
Esplendente de el Hijo del Hombre que prometiera…Y entonces todos los hombres
celebraréis un Gran Aleluya para proclamar el triunfo de la Fraternidad y la
liberación Multitotal.
Con la presencia de lo Espiritual, queda negado
rotundamente toda idea de muerte, habiendo solo Espíritu, lo manifestado jamás
se puede tomar como nacimiento, si es Eternal, tampoco puede ser herido ni
destruido, por pertenecer a la Luz.
GHALUZ
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